¿Factoring o Leasing? Cómo saber cuál elegir
Debido a la crisis económica provocada por la pandemia del COVID19, muchas pymes han tenido que buscar distintas alternativas para mantener sus negocios a flote y sobrellevar estas épocas de déficit. Sin embargo, aunque la más conocida sea el préstamo bancario, hoy en día existen muchas otras herramientas de financiamiento que aseguran a las pymes mantener un flujo constante de activos y evitar la falta de liquidez; entre ellas están el factoring y el leasing.
Por un lado, el Factoring electrónico es un mecanismo de financiación que le brinda liquidez inmediata para una empresa mediante el adelanto de cobros de factura. Es decir, en este proceso una compañía vende un crédito (una factura o derecho de cobro) a una entidad financiera quien anticipará los fondos a través de una transferencia.
Una de las grandes ventajas de este proceso es que permite mejorar el flujo de caja de cualquier negocio ya que, al transformar las ventas a crédito en ventas al contado este obtiene liquidez inmediata permitiéndose así disponer de capital de trabajo. Además, si se trata de ahorrar dinero, el servicio de factoring, a comparación de un préstamo financiero, cuenta con menores tasas de interés. Por otro lado, ya que el factoring no es un préstamo, no representa una deuda directa para la empresa. Pero eso no es todo, el factoring también incorpora servicios adicionales como la gestión del cobro o asesoramiento comercial.
El Factoring
Es la solución ideal cuando lo que se quiere es obtener capital de trabajo inmediato ya sea para cumplir con los pagos pendientes o para invertirlo en expandir el negocio.
Mientras tanto, el leasing, o también conocido como arrendamiento financiero.
Es una herramienta que le permite a una pyme arrendar bienes, como maquinarias o equipos, a mediano o largo plazo, pero con opción de poder comprarlos después o simplemente devolverlos. Además, esta alternativa es más flexible y más accesible que un crédito bancario. Un dato importante es que, para utilizar el leasing de manera efectiva, las empresas deben tener una antigüedad mínima de 6 meses.
Esta herramienta será ideal para aquellos empresarios que necesitan comprar bienes como maquinarias, camiones, camionetas o terrenos, ya que podrán adecuar los pagos de sus cuotas a los flujos de dinero de la empresa y evitarán someterse a créditos bancarios restrictivos.